Esta novela la leí hace bastante tiempo, y la tenía aparcada en mi memoria, pero ahora que estoy inmersa en cambios, y con ganas de más, aunque a veces crea que estoy en un precipicio, me he acordado de ella, ya que en su momento me hizo pensar.
Como dice su autor, cuando las cosas no van como esperamos, nos empecinamos en cambiar de personajes, cuando lo único que hacer es cambiar la historia.
SUPERFICIES DE VIDA:
Casa: 89 m2
Ascensor: 3 m2
Garaje: 8 m2
Empresa: la sala, unos 80 m2
Restaurante: 50 m2
Cafetería: 30 m2
Casa de los padres de Rebe: 90 m2
Casa de mis padres: 95 m2
Total: 445 m2
¿Puede alguien vivir en 445 m2 durante el resto de su vida? Seguramente sí, seguramente usted conozca a mucha gente así. Personas que se desplazan por una celda sin estar presas; que se levantan cada día sabiendo que todo va a ser igual que ayer, igual que mañana; personas que a pesar de estar vivas se sienten muertas. Esta es la historia de un hombre que fue capaz de hacer realidad lo que cada noche imaginaba bajo las sábanas: empezarlo todo de nuevo. Lo hizo, pero pagó un precio demasiado alto.
El protagonista, está sumido en una vida tan rutinaria, que sólo se aferra a un pequeño detalle, su bolígrafo de gel verde, algo que visto así, puede resultar absurdo, pero no es más absurdo aferrarse a algo que no te funciona y no te hace feliz? Qué necesitamos para hacer un cambio y salir de esa cárcel que nos hemos puesto nosotros mismos?
Es un libro intimista, que como decía al principio te lleva a la reflexión. Yo no soy mucho de este tipo de libros, pero este cayó en mis manos por casualidad, y me hizo reflexionar.
Vives en una cárcel? Esa es la pregunta clave
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